Potaje de nabos

La tierra no descansa. 
Una vez cosechadas las patatas, o siembras otra cosa, o la tierra se llena de maleza.
Y aunque ahora ya vayan quedando menos, se siguen sembrando nabos.
Hace años, la mayoría se sembraba para usar como forraje para el ganado.
Hoy día, con el tema de jornadas gastronómicas, se hacen unos potajes que están de muerte.
Hay pequeñas diferencias entre unos, los de forraje, y los otros, los comestibles.
Estos son un poco mas tiernos, y cuanto mas pequeños, menos fibrosos y mas dulces.
El nabo, por si solo es bastante soso de sabor. Por eso se le acompaña de bastante "compango", como decimos en Asturias.
Del cerdo se le pone casi de todo.
Es un plato muy fácil de preparar, solo necesita su tiempo de cocción.
Hay quien les da un pequeño hervor para suavizarlos. Si son tiernos, no es necesario.



Y empezamos pelando y troceando los nabos. Los ponemos en una tartera y les añadimos: rabo y oreja de cerdo (desalados durante 24 horas si los hemos comprado salados), costilla adobada, tocino o panceta, chorizo y morcilla.
No necesitan nada mas. Solo cubrir de agua y poner a cocer por espacio de dos-tres horas, dependiendo de la dureza de los nabos.
No ponemos ni aceite, ni pimentón, pues la carne ya lleva mas que suficiente.
Y sal tampoco hasta que comprobemos al final si hay que rectificar, pues al poner el rabo y la oreja desalados, puede no hacer falta.
Solo resta darles tiempo y disfrutar de un plato contundente e ideal para esos días de frío invierno.






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